Es como si jugáramos al malvado para que allá dentro de lo auténtico, surgiera un héroe.
Digamos.. la mayoría se enfrasca en su trabajo y vive poco, porque en realidad, trabajan y trabajan bajo la premisa propia de que en algún momento, y por sí sola, reinará la fantasía. Vivimos poco, para poder admirar a los que viven más. Nos creemos incapaces para que siga vigente el valor que se deposita en las metas.
No queremos sufrir y lo resolvemos sufriendo.
Muchos dicen que sabemos poco o casi nada, o que sólo podríamos sabernos ignorantes, pero yo sé esto: no queremos sufrir.
Sufrimiento convertido en filias, en placer, no queremos sufrir. Pero sufrimos y lastimamos para mantener vivo eso que aún no tiene palabra y es no sufrir.
Nos consolamos perdiendo el tiempo, jugando con valores y sus contraseñas: dichos, mantras, clichés, disminuyendo así mismo el valor de los valores, zurcando el círculo. No queremos sufrir.