sábado, 22 de octubre de 2011

Si las aves vuelan y gritan al mismo tiempo, cómo sabré yo cuándo soy feliz?. 

Hoy enfermé, mi voluntad parece muerta; he sido un caricato de circo!, ni trapecista, ni domador, mucho menos el orador del show. Durante mi acto ríen, pero no veo rostros, la luz me estorba. Finjo y son-río, me uno al ritmo, en realidad no participo.

Todo gobierno es ruin mientras haya quien pronuncie libertad, pero si la voluntad se extirpa, sólo languidecemos animales sordos, y el circo se va.
No importa hacer evidente una resistencia, ni que se vea una constante lucha, mucho menos sangrar por un discurso, no importa nada.

No importa, porque la batalla se ha peleado ya en nuestras mentes, ganar o perder, son motores que desde hace rato accionaron nuestros pasos, dejémonos de ridicularizarnos, lo que se exige ahora está ya viejo y resuelto.

HIT THE EARTH

Le pegaré tan fuerte a la Tierra que nuestras propias mentes tendrán desastres naturales. Enterraré, clavaré los ojos a la llama, obligaré al fuego a reventar en gigantes burbujas el Todo. Estrellaré en tierra cada rostro que se jura claro; volaré en pedazos toda superficie de esperanza; atraeré, invocaré la destrucción que todos intentan ocultarse día con día.

Seré yo, quien pronuncie el juicio final que merma a toda creatura, fungiré como el demonio que ofrece el último aliento de maldad; irrigaré toda supuesta alma con sed de venganza y no de vida, pues las deudas son distintas. Con la venganza uno es amo y señor del tiempo, en cambio la vida, te vuelve un mediocre precursor de alabanzas para un nadie escucha. La sed de vida sólo puede volverte impersonal.

Aferrado a olvidar como animal todo ser que engullí, recordaré que fueron varios hermanos lo que comí, y los labios no se relamerán culposos.

Exijo destrucción, me elijo a mi.
Quiero ser siempre un niño, con cara de adulto, con cara de anciano, con cara de perro o mono, pero siempre un niño.

Preocuparme demasiado por el tiempo no es lo mío, dejo a los días irse, me diluyo en ellos, no trato de preservar cada segundo. Las partículas del tiempo son insignificantes, yo quiero notar de vez en cuando alguna insignificancia, y no guardarme todas de un tirón sólo para que sus ligas insulsas me signifiquen una larga vida...
Notarme sólo en pocas ocasiones habitante del tiempo, y no creer que me avasalla sólo por pensarlo.

Exijo como todo buen niño in-consecuencias, que la plastosa razón se me despegue de una vez por todas, y pueda expulsar todo chicle que rellenó un vacío.

Quiero que se me deslinde del tiempo, ser tratado como un niño nuevo!, que no me vean seguir ningún camino, sino que admirados observen cómo mi construcción despoja sus ruinas, mientras su tiempo se consume pero no el mío.